Lo primeros rayos de luz nacieron en un cajón
Un cajón,
donde nadie podía ver, mirar, sentir
Era el cajón donde en la adolescencia
Custodiaba mis sentimientos, mis miedos, mi sensibilidad.
En este cajón nadie tenía acceso, solo yo.
Era mi caja fuerte de intimidad.
El rincón donde mi ser reposaba.
Un día creciendo.
Aquella palabra escrita, sobre papel,
se convirtió en voz
Y de aquel ejercicio de libertad
Me queda un estado de ser,
Un lugar, donde dar respiro
A aquel infinito que se manifiesta dentro de mi
a aquel espacio,
donde se reflexiona mi condición.
Donde vuelvo a ver, lo que soy sin filtros
donde por un momento,
me di cuenta
quien soy y que siento
es un lugar que se convierte en terapia.
Y así,
un ser humano mientras entra en el espacio de la poesía
Se descubre frágil y vulnerable.
Axcede, a los abismos, más profundos de sí mismo.
Es como la primavera.
Lentamente
Se abre
Y dona una flor.